
Un nuevo problema llamado bebé ha surgido en la relación de Sonia y Miguel. Un descuido en sus relaciones prematrimoniales ha llevado a Sonia a asegurar que está embarazada, algo que ha hecho a Miguel entrar en cólera, todavía es muy joven para ser papá. Al final todo quedó en un susto pero, Sonia quiere casarse y tener hijos, algo por lo que su novio no está dispuesto a pasar, ¿una boda? ¿un bebé? ¡Jamás!. Gritos, excusas y lágrimas fueron los principales ingredientes de las siguientes conversaciones de la pareja quién a la fuerza ha decidido tener un hijo sin previo paso por el altar.
Hasta que el dinero nos separe
Sonia y Miguel
Con Sonia embarazada, la pareja hace números y sumando todas las necesidades del niño a los tratamientos de belleza de la ejecutiva concluyen que necesitan 1.500 euros más al mes. Más o menos, lo que Miguel podría cobrar en algún trabajo como por ejemplo en la empresa del padre de Sonia. Sin embargo Miki se niega en rotundo a abandonar su empeño en publicar novelas y ahogará sus penas junto a su amigo Ramón.
Abandona el ordenador y todo intento de buscar este dinero para dedicarse a jugar a la play rodeado de los peluches con los que en un incierto futuro jugará su hijo. Cuando Sonia llega a casa y ve que su novio, en lugar de buscar la forma de conseguir el dinero, se limita a gastarlo, le dará un ultimátum.
Con Sonia embarazada, la pareja hace números y sumando todas las necesidades del niño a los tratamientos de belleza de la ejecutiva concluyen que necesitan 1.500 euros más al mes. Más o menos, lo que Miguel podría cobrar en algún trabajo como por ejemplo en la empresa del padre de Sonia. Sin embargo Miki se niega en rotundo a abandonar su empeño en publicar novelas y ahogará sus penas junto a su amigo Ramón.
Abandona el ordenador y todo intento de buscar este dinero para dedicarse a jugar a la play rodeado de los peluches con los que en un incierto futuro jugará su hijo. Cuando Sonia llega a casa y ve que su novio, en lugar de buscar la forma de conseguir el dinero, se limita a gastarlo, le dará un ultimátum.
Marina y Roberto
Lo de Marina con la tarjeta de crédito es pura obsesión. Cada semana renueva el su armario a la vez que los fondos de la tarjeta de Roberto cuyo sueldo no puede soportar el nivel de vida que se quiere crear su mujer.
Cualquier excusa es buena, Marina compra todo tipo de cosméticos rejuvenecedores cuyos efectos Roberto sólo nota en el bolsillo, compra todo tipo de modelitos de ropa aunque usualmente son los más caros.
Cuando lelga fin de mes y Roberto no tiene ni para el periódico, da un ultimátum a su mujer pero esta tiene una fácil solución: pedir otra hipoteca.
Lo de Marina con la tarjeta de crédito es pura obsesión. Cada semana renueva el su armario a la vez que los fondos de la tarjeta de Roberto cuyo sueldo no puede soportar el nivel de vida que se quiere crear su mujer.
Cualquier excusa es buena, Marina compra todo tipo de cosméticos rejuvenecedores cuyos efectos Roberto sólo nota en el bolsillo, compra todo tipo de modelitos de ropa aunque usualmente son los más caros.
Cuando lelga fin de mes y Roberto no tiene ni para el periódico, da un ultimátum a su mujer pero esta tiene una fácil solución: pedir otra hipoteca.
Paca y Natalio
Paca no entiende muy bien el funcionamiento de un banco, y mucho menos de una tarjeta de crédito o, más bien, no lo quiere entender. Piensa que su tarjeta es una fuente inagotable de ingresos que nunca llegarán al límite.
Sin embargo, si no hay dinero la magia de la tarjeta se desvanece. Paca acude a un centro comercial con una de sus amigas y la factura, de casi 2.000 euros, invalida la tarjeta de la mujer. Sin embargo ella asegurará a dependientes, directores y guardias de seguridad que su tarjeta nunca le ha fallado y cuando el guardia de seguridad le sugiere la posibilidad de que no tenga saldo, decide arrancarle el bigote.
Paca no entiende muy bien el funcionamiento de un banco, y mucho menos de una tarjeta de crédito o, más bien, no lo quiere entender. Piensa que su tarjeta es una fuente inagotable de ingresos que nunca llegarán al límite.
Sin embargo, si no hay dinero la magia de la tarjeta se desvanece. Paca acude a un centro comercial con una de sus amigas y la factura, de casi 2.000 euros, invalida la tarjeta de la mujer. Sin embargo ella asegurará a dependientes, directores y guardias de seguridad que su tarjeta nunca le ha fallado y cuando el guardia de seguridad le sugiere la posibilidad de que no tenga saldo, decide arrancarle el bigote.

No os perdais esta serie porque no tiene desperdicio..seguro que con alguna pareja os sentis identificados. Os dejo algun video que espero que os guste..
Por: Marta Caballero
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