Se ha ido. Entrar en la Academia de OT era su sueño y, sin embargo, hay sueños que no se pueden soportar. Patty ha sufrido estos días. La hemos visto reír, bromear, cantar, interpretar… En definitiva, la hemos fingir para cumplir los objetivos de su propia ficción. Sin embargo, la vida que queda fuera de todo ‘reality’ pesa. Y mucho.
Ser un ‘triunfito’ es mucho más que tener una buena voz, maquillarse para las galas, ligotear y tener la lágrima fácil para conmover a la audiencia. La presión que viven los

¿Cómo sabe uno que está vivo y entre los otros? Pues porque puede ver y ser visto.
Sin embargo, todos los participantes de OT han perdido una de estas cualidades al cruzar la puerta de la Academia. Durante tres meses les verá toda España y, sin embargo, nadie los mirará. Sentirán el éxito y, sin embargo, se sabrán más solos que nunca.
Es obvio que Patty no puede resucitar a su abuela al salir de OT pero os aseguro de que es el único modo de llorar su muerte con los otros. Y, de hecho, la muerte de un ser querido siempre se ha llorado bajo la mirada atenta de los otros porque, de otro modo, el dolor se vuelve insoportable. Tan insoportable como lo ha sido para ella.
Es obvio que Patty no puede resucitar a su abuela al salir de OT pero os aseguro de que es el único modo de llorar su muerte con los otros. Y, de hecho, la muerte de un ser querido siempre se ha llorado bajo la mirada atenta de los otros porque, de otro modo, el dolor se vuelve insoportable. Tan insoportable como lo ha sido para ella.
Patty tiene voz, tiene fuerza y tenía ganas y por eso debemos arroparla en su salida de la Academia. Su decisión no se explica por falta de valor o de coraje. Se trata, simplemente, de la decisión más humana posible. Patty ha vivido una lucha interna estos días y finalmente la humanidad ha ganado a la celebridad.
Por Sergio Casas
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